martes, 17 de febrero de 2009

Visitantes Nocturnos

Toc-toc-toc

Ese sonido hueco de la madera resonando en la distancia, me regresaba poco a poco a la realidad. Sin saber aun lo que pasaba, mi mente luchaba por encontrarle sentido a la situación, de pronto, un rayo de conciencia refrescó mi memoria.

Toc-toc-toc

Mi sonrojada mejilla expuesta a mi descuido sintió una caricia suave y casi delicada como una mano helada que mandaba escalofríos por todo mi cuerpo. Abrí los ojos rápidamente y ahí estaba sobre el buró de mi cuarto un par de destello rojos reflejandose sobre mi mirada, marcando la hora en que se acabaría mi descanso.

Toc-toc-toc

Ahí estaba, !el constante recordatorio de mi estupidez!

No hace ni dos noches, gracias a mi cansancio crónico, había cometido el mismo error y a lo largo de la noche fui emboscada por un par de pequeñas garras acicalandome el cabello, preparándose para dormitar; nunca olvidare el susto que me causo ese animal nocturno anidando en mi cabeza.
Volví a cerrar los ojos tratando de reconciliar el sueño y maldije en silencio, por ser tan tonta en volver a dejar la ventana abierta.
?y si vuelve a entrar el gato del vecino?

Toc-toc-toc

A la altura de mis pies sentí un peso, un tanto ligero, cuatro patas se acercaban a mi sigilosamente una en frente de la otra, pausado, curioso...?cansado?
Esta vez estaba lista -si... acercate mas- Su caminar era persistente y podía sentir como mi cuerpo sedia al peso del animal.

Toc-toc-toc

La sensación de su aliento sobre mi cuello me ofende. Empuñé firmemente la almohada como un arma de plumas lista para dar al blanco; puedo sentir como levanta su pata delantera, listo para empezar su ataque; me gire rápidamente para golpearlo.

Toc-toc-toc

Ahí ya no había nada... corrí hacia la ventana tal vez alcanzo a huir, abrí la persiana, lista para enfrentar a aquel intruso... La ventana estaba cerrada.


Toc-toc-toc

Catalina Navarro


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